Otra Mente Brillante Arruinada por la Educación

16 nov 2010

Déjà Vu


Cuando yo era chica iba a Misa todos los domingos. Sí, tuve una etapa religiosa, como cualquiera que haya ido a un colegio católico, y si bien nunca fui una persona muy creyente del circo - ya de chiquita tenía una veta un tanto descreida - me gustaba ir.

Mi viejo me levantaba a las ocho y pico los domingos - que ganas, que bárbaro, las cosas que se han hecho en nombre de la religión - , yo me vestía apurada e íbamos los dos a Misa de nueve. La verdad, y honestamente, no me acuerdo si mis hermanos iban o no ( ETA, mi hermana me fuerza a aclarar que no me haga la pava que ella siempre iba a la misa y que la que faltaba la mayor parte de las veces era yo. Aclarado este punto, retomamos la transmisión.)
Yo iba a esa misa, en vez de a las de la tarde porque la daba el padre Cordeyro, y ese hombre te sacaba una misa de cuarenta y cinco minutos en media hora. Maravilloso el caballero, su murmullo veloz volando sobre los glorias y el credo, casi que uno creería que lo hacía sin respirar. Los sermones en cambio eran mas lentos, mas pensados, la parte que se notaba que a él, después de mil años haciendo esto, le interesaba dar. Hablaba de historia, mas que de religión, por lo que si a uno - como a mí - la historia le caía en gracia, estaba listo.
Nueve y media estábamos afuera e íbamos con mi viejo a la panadería, comprábamos facturas, el desayuno en familia y me metía en la cama a dormir hasta las doce, cuando me levantaba para ir a almorzar a lo de mi abuela.
Era una buena rutina. Un buen domingo. Uno de esos recuerdos en los que uno se apoya para poder decir "buenos tiempos, buenos tiempos" y mirar hacia atrás con cierta nostalgia.

Ahora, a qué viene esta historia.
Bien.

A la Misa de nueve de las Esclavas iba mucha gente. No digo que se llenaba de bote a bote como las de las tardes - que además eran el equivalente a la vuelta al perro e iban todos los adolescentes con sus mejores galas - pero tenía una buena concurrencia.
Y todos los domingos, a eso de las nueve y cuarto, cuando ya todos estábamos concentrados en pasar la siguiente media hora sin dormirnos, entraba a la Iglesia, por la puerta del medio y caminando por la nave central, un hombre que rondaría la cincuentena, medio pelado, con una sonrisa medio ausente y cara de niño, que con un diario en la mano, caminaba hasta el primer banco de la segunda sección - la iglesia tenía bancos hasta la mitad, un espacio amplio para pasar caminando y luego una sección de bancos hasta el final - donde si había espacio se sentaba sin mas y donde si no había espacio miraba con fijeza a las personas hasta que le hicieran lugar - si las personas en el banco no tenían a bien moverse, él se daba vuelta y se dejaba caer en el asiento igual, haciéndose espacio a la fuerza, obligándo a quien estuviera sentado en la punta a ceder o ceder. Luego sonreía amablemente a sus contertulios, abría el diario y se ponía a leer.
La misa no estaba completa sin el señor del diario y su rutina.
Todos en el barrio lo conocíamos.

Ayer, estaba yo en la biblioteca y entra Mirtha, una de las teachers - de esas que son instituciones en sí mismas - y luego de pedirme lo que venía a pedirme, me comenta,
- Hay un señor con un perrito sentado en el pasillo.
- ¿Dónde?
- Justo acá afuera.
- ¿... estará esperando a alguien?
- Sí, pero no puede esperar ahí... Y me dio no se qué, porque me saludó con una sonrisa enorme y un buenas tardes muy educado...
Cuando Mirtha se fue, me asomé a mirarlo y efectivamente, había un hombre ahí afuera, cincuentón, con cara un tanto ausente, sosteniéndo un perrito en la mano y mirando a su alrededor con curiosidad un tanto infantil.
No le dije nada y volví a mi escritorio.
Como Mirtha dijera, no podía estar ahí sentado, y si a las chicas de la entrada se les había pasado iba a tener que decírselo yo.
Junté un poco de coraje - soy muy mala a la hora de interpelar a la gente - y cuando ya estaba lista, una mujer entró a la biblioteca, pinchándome la intención, y me preguntó muy educada donde estaba el baño de hombres.
Le di direcciones y cuando salió la escuché, alegre, paciente y un tanto cansada,
- Vamos, papí, que el baño está del otro lado, ¿sí? - y al señor ponerse de pie y seguirla...
Calculé que ella debía haber estado pagando en la secretaría o algo y él - cualquiera que fuera su relación con ella - se le había escapado hasta decidir sentarse ahí a esperar al mundo.

Si hubiéramos cambiado el perro por un diario, la imagen hubiera sido prácticamente la misma.

Y todavía remamos :)

14 comentarios:

El Gaucho Santillán dijo...

No, pero los diarios no hacen caca ni pis.

No es lo mismo, digo yo.

te mordiò un diario, alguna vez?

Viste?

Es la gente medio desubicada, me parece.

Saludos

Mona Loca dijo...

Es que la iglesia es un buen lugar como para leer el diario: fresco, silencioso...


Llamado de atención para las señoritas de la puerta.
Digo, pocos trabajos más simples que el de recepcionista, no?

(qué mala parezco con ese comentario, pero bueno. Yo he sido recepcionista también, qué tanto)

besos

GABU dijo...

Mmmmmmmnosè que tan parecida podrìa haber sido para vos esa instantànea,por lo que a mì no se me hace similar,porque hay que ponerse a leer el diario en una iglesia,eh?! QUE GANAS!!
jajajajajajajajajaja

P.D.:Tambièn iba a misa los Domingos,no,no por devociòn,sino porque si no hacia acto de presencia las monjetas me ponìan falta completa... ¡¡QUE BUEN TRABAJO HICIERON PARA QUE LAS DETESTE!!!
Grrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr

BESOS SIN MISTERIOS

Epístola Gutierrez dijo...

Una biblioteca puede convertirse en una iglesia, o al revés.
Me gustan esas señales que combinan recuerdos y nos transportan. me gusta este post.
Besos.

Dosto dijo...

De las pocas veces que fui a Misa en Bs As en mi etapa de universitaria, fui a Las Esclavas, por el sermón del cura, no por todo el caretaje que se juntaba. Lo mismo que la misa del Carmen, en Mardel, lo bueno era el coro y las canciones de misa...
En fin, el hombre que está solo y espera... título de un libro.

eMe dijo...

Se me hizo muuuuyyy tierna la imagen. Vamos Guada, vamos con el remo!!!

Jazmin dijo...

Es increíble como de algunas imágenes de la niñez, se desprenden historias...

Y ud tiene una forma tan cinematográfica de relatar que provoca que uno se siente en esa iglesia.

:)

Jennifer Amapola Banfrula dijo...

me tranquiliza saber que estoy leyendo a una cristiana. porq hoy cualquiera tiene un bló

Yoni Bigud dijo...

Me dio pena el señor del perro. No sé por qué. Me pareció una imagen extraña.

En otro orden de cosas, está muy bien el paralelo que trazó. Muy bueno.

Un saludo.

rastelman dijo...

Y ME LO IMAGINÉ AHI SENTADITO AL POBRE HOMBRE AGUANTANDO A SU PRÓSTATA...
ME DIO PENITA POBRE...
BIEN CONTADO!!

Damaduende dijo...

Cada vez que limpio los diarios del baño donde el perro hace sus necesidades y veo la cantidad de pis que hay dudo si no será que el diario aporta también, así que no sé, Sr Gaucho, no sé...
Pero sí, hay gente medio desubicada... Lo que tenían estos señores es que me da que estaban medio desubicados - o al revés, ellos estaban ubicadísimos, era el mundo el que no se terminaba de ubicar a ellos - todo el tiempo...
Saludos.

Sra Mona, el problema con las misas es el "nos ponemos de pie", que nunca deja que uno se quede dormido del todo...
El tema es que no son recepcionistas, son las chicas de secretaría, y normalmente están en todo, pero estamos en època de examenes Y reinscripciones y no dan abasto con la papelería y la gente...
Yo también fui recepcionista! Que pequeño es el mundo :)
Besos

Gabu, te ponían falta si no ibas a misa los domingos?! Que turras!! A mí las monjitas así, como monjitas, siempre me cayeron bien. Me molestan cuando son Las Monjas, que se ponen medio pesadas.
Era buenísimo verlo venir, medio ausente, con su cara de un par de cartas menos para el mazo completo, y sentarse con aire satisfecho a leer su diario...
Tenía todo el encanto... :)
Rarísimo.
Besososos

Damaduende dijo...

Me alegro, Epístola. :) Muchas gracias.
Besos

Uh, Dosto, yo vivía a la vuelta. Nos habremos cruzado y todo :)
Tenía lindos sermones. A mi realmente me gustaba Cordeyro...
Lindo nombre. No me sirver para lo que estoy escribiendo, pero lo guardo. Soy pésima para poner títulos a las cosas...

TEnía un algo tierno el señor de la Iglesia, eMe... Y el del perrito también tenía algo, esperando a que vinieran por él...
Gracias por el aliento, que me atoré en las 31mil estúpidas palabras... :S

Damaduende dijo...

A me impresiona, Jazz, como imágenes simples de todos los días encuentran un eco en momentos de la niñez...
Gracias por el cumplido. Es bueno saber que uno hace medianamente bien lo que se propone :)

Vio lo q´es, Banfru!? Está sheno de ateos la gred :)

Parecía tan solo, pobre señor del perro... Era una imagen de lo mas incongruente en el pasillo...
Me alegro le gustara :)
Saludos pa´uste´también.

Damaduende dijo...

Somos varios a los que nos dío penita el señor y su perro... Mirtha pobre no sabía muy bien que hacer...
Gracias :)