Otra Mente Brillante Arruinada por la Educación

1 sept 2009


No llueve.
En Buenos Aires tengo entendido que está lloviendo a cantaros, mientras que acá en Neuquén las nubes nos tapan desde hace un par de días y nada.
Es lo que suele pasar, tampoco puedo quejarme mucho. Gracias por lo menos que hay nubes. La mayoría de las veces el clima de esta ciudad es tipo desierto, con cielos bien celestes y soles que lastiman los ojos. Haber sabido que era así la mayor parte del año y lo hubiera pensado dos veces antes de hacer el traslado. Meses y meses de corrido sin ver una nube es algo terrible.
No me gustan los días de sol. Me molestan. No que no aprecie el desparramarme en una reposera junto a una pileta, o las tardes de invierno, abrigada leyendo al lado de una ventana. Puedo apreciar los detalles. Pero, por regla general, me molestan. Desde siempre. Me hacen sentir expuesta. Algo bastante tonto, en qué afecta mi exposición el que haya nubes o no -como no sea el riesgo a un cáncer galopante-, pero me pasa. Los días de sol me siento vulnerable. Hay demasiado aire, demasiado cielo sobre mi cabeza. Las nubes me hacen sentir contenida, me atajan e impiden que caiga hacia arriba.
Me pasa lo mismo en el campo, cuando voy a visitar a mi viejo. Pararme en un potrero y mirar el horizonte, allá a lo lejos, entre nosotros sólo kilómetros y kilómetros de tierra, me pone nerviosa, inquieta, como un caballo frente al fuego. Necesito algo para distraer la vista. Necesito montañas que corten el paisaje. Necesito nubes que corten la expansión de cielo.
Terry Pratchet dice que las religiones y las filosofías nacen en los desiertos y en la soledad, porque el hombre expande su espíritu para llenar el vacío. Es probablemente por eso por lo que a mí me molesta todo ese espacio. No alcanzo. No es una cuestión de ego, no es una cuestión de amor propio, es una mera cuestión de energía. Me da miedo estirarme… y perderme. Puedo sentirlo dentro, empezando, buscando algo en la distancia... Hay gente que sabe manejarlo. Hay gente que puede vivir en la expansión - de cielo, de tierra, de mar - y conoce su lugar. Yo no me sé encontrar…
Si sigo así voy a tener que empezar una nueva religión.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

che, una religión? y qué bases tiene?, las pilchas como se quiera o hay que vestir de cuaquera, y los pibes?, bautismo judío, no, no?, o caminar sobre brasas? es un tema. jaja

Damaduende dijo...

Voy a hacer como hace cualquiera que inventa una religión. Empiezo robando lo mejor de las demás, y dopo cuando les tengo prometido el cielo y/o similar a cambio de casi nada, les paso la factura.