Otra Mente Brillante Arruinada por la Educación

1 abr 2010

De Rubio a Oscuro


A mediados del 2008 decidí que ya era hora de de hacerle caso a mi vieja - "pero a vos te quedaría tan bonito el rubio. Porque vos cuando eras chica eras rubia ..." - y probar si es cierto aquello de que las rubias se divierten mas.

Así fue que durante un año y monedas - de manera progresiva, empezando con mechitas, ya que los peluqueros tienden a dárselas de psicólogos y no siempre te quieren teñir el castaño oscuro a rubio claro de una sola vuelta, no sea cosa que... no sé, no sea cosa que los demandes después, supongo - me uní a la horda de las blondas.
Sin prisa y sin pausa, entonces, llevé mi castaño - en esos días yo andaba sportando algo en la gama de los castaños cobrizos... creo que no veo mi color de pelo original desde 1996 - hasta un rubio dorado que parecía salido de un cuento de hadas. No exagero. El último peluquero, perdón, estilista, porque últimamente somos todos snobs, había logrado finalmente una melena que hubiera hecho las delicias de Aurora, la Bella Durmiente de Disney.

Pena que tengo que decir que a mí no me quedaba bien. En absoluto.
Es decir, la melena, como unidad propia, estaba re bonita, larga y dorada. Un poema, mirevea. Ahora, como parte del contexto, no tanto.
Mi color de piel definitivamente no combinaba con tanta realeza y enseguida me cansé de que mis cejas deschabaran todo el asunto sin ningún tipo de pudor. Vamos, que si bien yo no estaba buscando engañar a nadie, tampoco era cuestión de andar publicitándolo de esa manera.

Así que finalmente, despues de un año mas o menos de andar por la vida como una princesa mal ensamblada, me paré en la góndola del super, frente a todas las cajitas de tinturas, elegí una - no recuerdo cual, pero era algo en la gama del castaño rojizo - y marché hacia mi casa con ella en la bolsa amarilla con el logo de Topsy. También había fideos, yogures, cebollas, leche y Nesquick en la bolsa, por cierto, pero no viene al caso.

Esa noche armé la pócima - puse la ampolla C dentro de la botellita A y lo combiné con el pomo B y sabe Dios que se está poniendo uno sobre la cabeza - y sin pensar mucho en el asunto, me la eché encima.
Estaba terminando el frasquito aplicador cuando me di cuenta de que algo estaba terriblemente mal. Entre el momento en que había decidido ser rubia y el día que nos compete, mi pelo, ya de por sí bastante largo, había crecido a lo Rapunzel y ahora con una botellita de tintura no me alcanzaba.
No es tu mejor momento, no no, viernes a la noche, con la cabeza llena de pastiche, el descubrir que la tintura rubia te llegó al cerebro y tus neuronas ya no son lo que eran.
Mas si considerábamos que al día siguiente, sábado, yo tenía un asado familiar de laburo al mediodía, donde iba a encontrarme con todo el mundo mas el agregado de todas sus familias... como su denominación de asado familiar lo indica.

Terminé con el pelo hasta donde me alcanzó el frasco - lo exprimí hasta que le saltaron los ojos -, lo enjuagué, y al secarlo pude ver que mi larga melena de princesa de cuentos de hadas era ahora una larga paleta veteada en colores que iban desde el rubio dorado hasta el castaño cobre, pasando por rayas y manchas de extraños colores que sólo se encuentran en el fondo de una botella de químicos.

Tuve un momento de pánico, pensé seriamente en no ir a ninguna parte - "no, Henry, yo con los pelos así no voy a ningún lado" -; en cortarlo todo y empezar de nuevo; en buscar un pañuelo, envolverme la cabeza y abrazar mi lado hippie; cualquier cosa, lo que fuera; hasta que finalmente me resigné a lo inevitable. Al cabo que una es una princesa por el lado de adentro, no importa el color del pelo de afuera...
Eso no quita que fuera con el pelo bien atado en un prolijo rodete, que impidiera cualquier esbozo siquiera de las benditas guedejas multicolores.

El asado familiar estuvo entretenido. Fue en un club junto al río. La comida y la compañía estuvieron bien y yo finalmente admití lo sucedido - yo soy la primera en contar mis metidas de pata, siempre es mejor ser el primero en reirse.
Alguien me sacó una foto para la posteridad.
Por supuesto, lo primero que hice ni bien llegué a casa fue ir hasta el super y comprar otra cajita de tintura del mismo color - que sigo sin recordar cual era - para emparejar todo el desastre antes de ir a trabajar el lunes.

Toda esta narración venía a que anoche volví a cambiar el color del pelaje. El invierno me tira a los oscuros y esta vez elegí el color Ambar - el número 57 de los rojos de Nutrisse -, y se ve que es cierto eso que dicen de las castañas, porque esta vez SI - ojo al piojo - me acordé de comprar dos cajitas.

11 comentarios:

Alex dijo...

con lo bonito que te queda el pelo más corto esa hubiera sido una buena reacción al pánico.
los rojos hablan de intensidades, linda gama para el invierno :)

Ochurus dijo...

Ah! Pero pensé que venía con foto incluída! qué desilución...

Otro punto en común (y van...): desde 1994 pasé por el negro azabache (parecía Morticia Adams), el pelirrojo (naranjú, se me fue la mano! Actualmente mi hija menor tiene ese color de pelo...ironías de la vida)el negro ése que había con "reflejos azulados" (2 días antes de conocer a mi suegra)y un colorado caoba que creo fue mi mejor elección.
Ahora he logrado finalmente que mi largo, muy largo pelo sea completamente de su color original!
En cualquier momento, le doy un infarto al buen hombre que comparte su vida conmigo y me aparezco teñida de nuevo!

Lala dijo...

Jajajaja, mira que me haces reír con tu forma de contar, jajaja!
Yo sí era rubia rubia, pero el pelo se va oscureciendo con el tiempo (si es que no eres noruega o sueca) y desde hace tiempo he hecho experimentos, desde mechas lila, hasta ahora que lo llevo rubio platino, jajajaja!
Pero bueno, no hacemos daño a nadie (puede que a nuestra imagen) y el pelo crece, por fortuna! XD



Un besito


Lala

zorgin dijo...

bueno, veamos, en su definirómetro:
rubias:
morochas:
castañas:
pelirrojas:
qué se dice de cada una?
porque con eso de "ya se sabe lo que dicen de las rubias", no vamos a ningún lado. ;)

F. Martín Morante dijo...

Me hiciste reir, pero a la vez me hiciste acordar a mi vieja. Parecia la mujer maravilla, o uno de esos superheroes: entraba al baño y salia con un "look" totalmente diferente. Las veces que habra cambiado de color!!!

A como sea, un saludo y quizas como sugerencia:

http://www.morantepicart.com/2010/03/greetings-from-alabama-6-saludos-desde.html

:):) Martin

Damaduende dijo...

Alex, la idea del pelo corto me viene rondando hace un rato, pero creo que Rosario corta todo lazo conmigo si dejo de ser su mamá de pelo largo. Y sí, los colorados son lindos para el invierno. Cálidos.

Ouchs, no pude encontrar la foto! La tengo, pero como cambié la compu hace poco me temo que debe estar en alguna de las carpetas que quedaron en la pc anterior. Cuando la encuentra la adoso.
QUe bueno encontrar una compañera de colores. Alex, ahí arriba también pasea mucho. Que necesidad de andarse quedando en un solo color, con la cantidad que hay hoy en día... Yo de negro negro, nop, el look Morticia Adams, voy a parecer una enferma de tuberculosis. Too Margarita Gautier para mí. Y también tuve algo medio naranja, parecía lista para ir a bailar a Sábado Tropicalisimo. Tu niña es pelirroja?! Bonita :) Que impresión se llevó tu suegra de tu pelo?
Y sorprendé a ese hombre, la sorpresa es salud!

Damaduende dijo...

Lala!!! Me encanta hacerte reir :)
Viste que pena eso de que el pelo se oscurezca tanto? A mi me dicen que es el agua. Para mi es que no está en las cartas. Excepto si sos nórdica, of course.
Mechas lilas, lindo. Mi hermana anduvo durante un tiempo rosa chicle. Le quedaba muy bonito. Rubio platino lo pensé, pero... Bah, sin peros, todavía lo sigo pensando. El dorado no me resultó, tal vez el platino me vaya mejor.
Y el pelo crece, si señora, hay que exprimir todas las posibilidades antes de que todo se detenga.
Un beso :)

Don Zorgin, a saber, de las rubias todos sabemos lo que se dice, de las morochas se dice que son ardientes, de las castañas que son sensatas y de las pelirrojas que son temperamentales.
Yo, lo admito, soy castaña de alma, pero eso no impide que trate de disimularlo cada tanto.

Damaduende dijo...

Tincho, me alegro hacerte reir. Hace rato que no pasabas, eso de sacar fotos por Alabama se ve te tiene ocupadisimo.
A mi la mujer maravilla me maravillaba que se cambiara girando. Siempre se me antojó como algo complicadísimo.
Es bueno cambiar, muy bien tu mamá. ;)
Besos, y ahora voy a tu blog a mirar las fotos nuevas, prometo.

F. Martín Morante dijo...

Guada, la mudanza me tiene ocupado:) y retocar 140 fotos con la cara de Warhol, por lo cual ya no tomo más sopa de tomate.

El reflejo? si pero inevitable accidente nomas, las visitas mias al "stylist" son para razurar nómas.

Un abrazo y paso siempre, solo que a veces no tengo algo que decir.

Tincho

Damaduende dijo...

Las sopas de tomate no son para todo el mundo. Y 140 fotos dan que hacer, lo mismo que una mudanza.
Igual el reflejo me gusta. A mi me gustan los reflejos y las sombras en las fotos, aun cuando artísticamente puede que queden para el tujes. Me dan la sensación de que el fotógrafo está en la foto, no sólo en la periferia.

Elena dijo...

Y... todas en algún momento abrazamos el costado rubio de la vida. Quién no quiere sentirse una princesa Barbie? (xq ahora todas las princesas son Barbies).
Llegué a ver la foto tuya de espaldas mostrando la hazaña, y no me pareció que estuviera tan mal, te confería hasta cierto estilo cool ;)
Y... lamento confirmar que las rubias sí nos divertimos más (xq claro, creo que se nota que hace rato he reincidido y me cuento entre las filas blondas... aunque con tanto cambio ya no sé cual es mi color... mi pelo necesita terapia)