Otra Mente Brillante Arruinada por la Educación

9 mar 2010

La Teoría del Caos


El domingo a la noche, aparte de ser la noche de los Oscar - no la ví, hace tiempo que perdì el control de mi televisor, chusmeé los vestidos y los resultados en la internet, que lindo el vestido de Amanda Seyfried, Mariah Carey parecìa un matambre, alguien que le diga a esa mujer que se relaje y se vista acorde a su peso, si sigue aguantando la respiraciòn de esa manera le va a dar algo - decía, aparte de ser la noche de los Oscar, hice hamburguesas.
Ninguna de las dos cosas están relacionadas. No que yo sepa al menos. Por mucho que yo aprecie la teoría del caos, dudo que cada vez que yo flipo una hamburguesa a una actriz se le rompa un taco.

En fín, que hice hamburguesas. A la plancha. Abrí todas las ventanas para que no se llenara mi casa de humo y una vez que terminé, puse la plancha a enfríar en el alfeizar.
Yo siempre pongo la plancha a enfríar en el alfeizar, como para que el humo residual salga para afuera. Es una costumbre que tengo que nunca me trajo mayores problemas. El domingo a la noche, en cambio, - después de todo la teoría del caos quizás sí esté relacionada -, me moví de cierta manera, los astros se confabularon, Zeke me tiró del brazo en el momento equivocado, y la plancha de hierro salió volando por la ventana, atravesando gracil el tiempo y el espacio, en un arco triunfal hacia la noche. Horrorizada, los ojos como platos, la escuché rebotar contra la media sombra que cubre el patio, sisear al derretir el plástico y golpear de manera violenta el suelo de baldosa.

Ooops.

"Qué fue eso?" preguntó la Ro, desde el living, la curiosidad hecha carne.
"Se me cayó algo" contesté, asomándome por la ventana a ver si se veía algo.
"Qué cosa?"
"Nada. Algo." y sin mas, salí corriendo a recuperar mi plancha, agradeciendo que H estuviera en el cuarto, porque si no nunca hubiera escuchado el final del asunto.

Yo vivo arriba de mis parientes políticos. Es decir, es una casa dividida, dos departamentos completos, uno arriba y uno abajo, y el de ellos tiene el patio. Es practiquísimo para cosas como tener siempre alguien para que mire a los chicos. Pero en este momento yo le acababa de agujerear la media sombra a mi suegro.
Q`lo parió.

Bajé las escaleras al grito de "¡ahora vengo!", usé mi llave para entrar, corrí al patio a oscuras, miré hacia arriba y ahí estaba, El Agujero, dejando entrar el resplandor rosa del cielo nublado. No tan redondo como hubiera creído, pero no por ser una raja menos acusador. Tantée el suelo con cuidado en busca de la plancha caliente - en la oscuridad ya veía que la agarraba de lleno y le agregaba daño al insulto - y una vez con ella en la mano, volví a entrar.
"Guadita, ¿sos vos?" preguntó mi suegra desde el cuarto de la televisión.
Busted.
"Sí..."
"¿Trajiste a la perra?" porque si bien Magenta se pasa los días arriba, a la nuit duerme en su casilla en el patio.
"No, todavía no."
"¿Necesitabas algo?" y se asomó.

Ahí cometí el segundo error de la noche - el primero había sido decirle a la Ro que algo se me había caído - y le mostré la plancha, explicándole lo sucedido.
No se enojó, no realmente, pero me miró con esa expresión con que tus mayores te miran cuando están decepcionados contigo - estoy practicando para usarla con Ro - y que te hace sentir mucho mas molesto que si te gritaran como marranos.
"Ay, nena" dijo al final, mientras yo trataba de no mirarme los pies como si tuviera siete años, "Es todo un trabajo cambiar una media sombra"
"Si, bueno... " qué le podía decir, ya había ofrecido pagarla, emparcharla o lo que fuera que pudiera hacer, así que me disculpé una vez mas por el accidente, al cabo que soy una mujer grande y no una nena, y arruiné todo el efecto al girar para irme y voltear una de sus mesitas con la bendita plancha.

Una vez arriba la Ro se me tiró encima a ver qué demonios se me había caído, yo logré esquivarla - algo no muy fácil de hacer con una plancha de hierro caliente en la mano - y me refugié en la cocina una vez mas.
Mientras dejaba el condenado chisme sobre la hornalla pensé que lo que tendría que haber hecho yo - la retrospectiva es algo fabuloso - era haberme hecho la re pelotuda. Al cabo que nadie iba a salir al patio a esas horas. Yo tendría que haber dejado a la plancha enfríarse tan tranquila en el suelo y un par de horas después, cuando bajara al perro y mis suegros estuvieran durmiendo, haberla subido. Porque, bien mirado, El Agujero después de todo no era taaaan grande, cuestión de que al día siguiente, si alguien lo notaba haber puesto mi mejor cara de "mirá vos, que gordo que está el gato del vecino" y haberme ofrecido a pagar el arreglo, al cabo que todos usamos el patio, bla bla bla, y haberme ahorrado la comedia de enredos.

Decir la verdad definitivamente es un hábito terrible.

Tengo que darle crédito a mi suegra, por cierto, porque llegado el lunes, ni suegro ni marido me comentaron nada, así que hay que agradecer que la buena mujer no me mandara al muere y el hecho de que parece ser que nadie mira para arriba en el patio.

11 comentarios:

Chiru dijo...

jajaja son las pequeñas delicias de la vida cotidiana
Juro que visualicé todo, clarito clarito :D

Ochurus dijo...

No voy a hacer una interpretación psicoanalítica...(plancha pesada y caliente...patio de suegros...no, no la voy a hacer!)porque no es el espacio...en fin...
Cuando era chiquita jugábamos en nuestro patio con mis hermanos y mi mamá se fue a pelear con una vecina de más arriba porque dejaba la plancha enfriando en el alféizar, y se bamboleaba con el viento peligrosamente sobre nuestras cabezas infantes.

Ergo: parece que sos un peligro. (epa!)


un saludo


(P.D.: el vestido de Amanda y el de Jennifer López eran de lindo diseño pero parecían hechos de papel bola)

Dalila Alonso dijo...

"'Guadita, sos vos?' preguntó mi suegra desde el cuarto de la televisión.
Busted.
'Sí.'"

Perdón, pero es gracioso :)

Y eso de que decir la verdad es un mal hábito me retrotrae a la conversación del otro día en la biblio, cuya conclusión fue "economizar la verdad puede resultar menos doloroso".

It all boils down to that, al parecer. Debe ser cierto che

Damaduende dijo...

Creeme, Chiru, cuando la plancha de hierro salió volando, yo también pude visualizar todo bien clarito :)

Ouchurus, shhhh, que alguien va a sumar dos mas dos y acá se pudrió todo.
Y yo no soy un peligro, que cosas dice! Yo la plancha la pongo en la ventana a la trasnoche, cuando el único amenazado es el gato del vecino y ¿qué anda haciendo ese animal en mi patio, eh eh? No como su vecina, una total psicópata, arriesgando niños con su loco proceder. Yo soy... un tanto descuidada, pongamosle
Y puede ser sobre lo de los vestidos. El de Penèlope Cruz también estaba muy bonito.

Dali... it all boils down to that, yep. It saves you headaches and heartaches in the long run.

Marina dijo...

"economizar la verdad puede resultar menos doloroso" es una frase maravillosa!! no es mentir, si no callarse la boca.
genial la historia y sí, llegaste a sabias conclusiones. para la próxima plancha, ya sabés...

Lala dijo...

Un claro ejemplo de la ley de Murphy!
Si las cosas van mal, es que pueden ir peor (y de hecho lo hacen)
XD
Perdona que me ría pero tienes una forma de contar las cosas que es increíble! Menos mal que existe el sentido del humor...
ainss...

Un beso


Lala

zorgin dijo...

y en caso de accidente... quién hereda?, su marido solamente?
o hay otros a quienes "planchar"?

Damaduende dijo...

Marina, siempre he sido partidaria de la posición que la honestidad está sobrevalorada y es mucho mas importante la consideración. Si una verdad no beneficia a nadie y lastima a muchos, que necesidad de andarla blandiendo, así a lo bestia, como mono con navaja? Y ya sé ahora que tengo que pensar antes que reaccionar y salir corriendo en busca de la plancha fugitiva.

Lala, la plancha siempre puede caer mas abajo, si si. Y si uno no se lo toma con soda la vida puede llegar a ser terrible.
Me alegro que te haga reir, :) Porque otra razón contaría uno si no sus infortunios?
Besos para tí también.

Don Zorgin, nop, hay mas parientes con los que repartir y lamentablemente no puedo revolear la plancha tan lejos. Si bien hice lanzamiento de disco en la secundaria, hasta San Martín no llego ni ahí.

zorgin dijo...

la paciencia es el arte del cazador...

Yoni Bigud dijo...

Nunca jamás hay que asumir la responsabilidad. Ni siquiera cuando el hecho es evidente. Negar todo es la mejor opción. La única diría yo.

Un saludo.

Damaduende dijo...

Estoy completamente de acuerdo, Sr Bigud. Yo no estaba y no pueden probarlo. El tema es que me agarró desprevenida, y con la niña saltando encima de mi curiosidad, me moví sin pensar. Veinte segundos de silencio y yo hubiera recuperado la sangre fría.