
Yo soy del tipo de persona que chequea el final de los libros antes de leerlos para estar segura de que terminan bien. Billy Crystal lo hacía por que tenía una veta fatalista, yo lo hago porque no voy a mandarme a leer un choclazo de libro para que al final el protagonista muera de manera trágica y literaria y yo quedarme moqueando como una tarúpida.
Sí, yo sé que hay mucha gente que opina que esto es algo tonto y que le saca el suspenso al asunto, pero a mi aire, el suspenso lo tengo igual, al cabo que no sé cómo es que llegan hasta las página 457, sólo sé que llegan vivos. Aun cuando ha habido oportunidades en que he visto que mueren y lo leo igual. Es una cuestión de preparación psicológica. No es lo mismo una muerte súbita que una muerte anunciada.
Con las películas hago algo similar y pregunto por ahí, a la gente que ya la vio, si terminan bien. No pregunto quien es el asesino, tampoco es ne´sario saber que Bruce Willis es un fantasma o detalles como esos, pero me gusta saber de antemano si en películas como 2012 se mueren todos o tengo cierta esperanza - nunca jamás la hubiera visto si John Cusak hubiera muerto...
Yo no veo películas en las que muere John Cusak. Es una de esas cosas.
Este tipo de filosofía - no la de John Cusak, la de mirar el final de antemano -, por supuesto también me ha llevado a grandes sorpresas. Cierta vez bajé una película sobre una romance entre un hindú y una chica de no sé que otra religión, que alguien me la había recomendado. Viendome venir una gran tragedia shakesperiana y sin tener ganas de llorar galones, adelante la peli y pispeé el final, donde me los encontré a los dos caminando felices por los campos detrás de la casa de él. Una monada de escena, vieran ustedes.
Satisfecha de saber que terminaba bien, me instalé a verla. Linda película, colorida, romántica a decir basta, trágica como ella sola, pero yo iba armada con mi conocimiento de que había un happy ending esperándome al final de la cinta, así que soporté la guerra, las matanzas, la familia de él, la familia de ella, los años, que él cambiara de religión para ir a buscarla, el gobierno, la humanidad y su estupidez colectiva, y cual no sería mi espanto cuando al llegar a la estación de trenes, cuando ya - casi - libres de todo, con el hijo de rulos y ojos grandes a cuestas, el hermano de ella, en un último intento por ganarse el premio al peor familiar de la historia, lo empuja a nuestro protagonista, que cae debajo de un tren y lo aplasta.
¿EH?
Me quedé helada. Pero... ¿Cómo que se murió? Si yo vi... Me están cargando. La película continuó corriendo, todos lloramos como si el mundo se acabase, y unos minutos después el misterio se aclaró cuando ella se va a vivir a Inglaterra y recuerda cuando caminaba con él por los campos detrás de su casa en la India. ¿Porque no se van todos a... y se llevan sus memorias también? ¿Por qué no aclaran debajo que es un recuerdo, para la gente tramposa como yo? ¿Por qué no lo ponen en sepia y se dejan de joder? Dos horas y pico de película y toda la tarde deprimida.
Mi sistema obviamente no es infalible, pero pienso mantenerlo. Al cabo que por cada una que me falla hay varias que logro esquivar con el paquete de Carilina intacto.
Por alguna razón, sin embargo, de un tiempo a esta parte, me está sucediendo algo muy curioso, como una excepción a esta regla de exclusivos finales felices, un desvío en el sistema, una especie de loophole. Cada vez que por inercia, por aburrida, por curiosidad, por lo que sea, agarro algún libro al azar en la Cultu - alguno de esos que no te interesa leer realmente y sólo levantás porque está ahí - y lo hojeo, da la impresión de que engancho siempre la parte trágica. Pareciera un chiste. Hoy levanté The Pearl, de John Steinbeck - porque estaba sobre mi escritorio y lo tengo que ingresar al sistema - lo abrí por una página cualquiera y ahí estaba, sin anestesia, un grupo de gente persiguiendo a los protagonistas y matando al bebé. No leí mas que una página, no busqué nada, y me saltó encima, la pobre mujer cargando con su hijo muerto. Como para alegrar el día de cualquiera.
Y así varias veces, con Searching for Mr Goodbar, o Closing Ranks, o At the Beach, o lo que fuera, parezco tener un talento supíno para encontrar la peor escena sin siquiera tener que buscarla.
Supongo que es el karma, tratando de encontrar la manera de balancear tantos años de escaparme por la tangente a base de espiar el futuro, que viene a morderme el traste.